La uva tiene dos sabores, como uva y como vino.
Tripa vacía, corazón sin alegría.
Uvas y queso saben a beso.
Soplar y sorber, no puede ser.
Quien tiene vergüenza, ni come ni almuerza.
Quien da pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro.
Quien come y deja, dos veces pone la mesa.
El que tiene hambre con pan sueña.
El que se pica, ajos come.
Por eso se vende la vaca, porque unos quieren la pierna y otros quieren la falda.
Poco sol, poca cena y poca pena.
El pescado, cómelo callado.
Ni en la cama ni en la mesa, es útil la vergüenza.
Pan con pan, comida de tontos.
Ni en la cama ni en la mesa, es útil la vergüenza.
Mucho te quiero perrito, pero pan poquito.
Menos mantel y mas comer.
Más valen dos bocados de vaca que siete de patata.
Lo que parte el colmillo, sale al carrillo.
Lo que no mata engorda.
Lentejas, comida de viejas.
En todas partes cuecen habas y en la mia, calderadas.
En la mesa y en el juego se conoce al caballero.
Los duelos con pan son menos.
Derramar vino, buen destino, derramar sal mala señal.
De lo que se come se cría.
De la mano a la boca, desaparece la sopa.
De cenas y magdalenas están las sepulturas llenas.
Dios le da almendras al que no tiene muelas.
Con mal vinagre y peor aceite, buen gazpacho no puede hacerse.
Comida sin siesta, campana sin badajo.
Con aceite de bellota, sale pelo hasta en las botas.
El comer y es rascar, todo es empezar.
Chorizos, jamón y lomo, de todo como.
Chocolate que no tiñe, claro está.
La cereza hermosa y la guinda asquerosa.
Ave que vuela a la cazuela.
Año de brevas, nunca lo veas.
Al pan pan, y al vino vino.
Al hablar, como al guisar su granito de sal.
Al gusto estragado, lo dulce le es amargo.
Al dolor de cabeza, el comer le endereza.
El ajo entero salta del mortero.
Aceite y romero frito, bálsamo bendito.
A quien no quiere caldo, taza y media.
A pan duro, diente agudo.
A pan de quince días, hambre de tres semanas.
A nadie le amarga un dulce.
A buen bocado, buen grito.
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